El arquitecto Arturo Dapena expone sus pinturas paisajísticas en la Delegación de Vigo del Colexio de Arquitectos

La naturaleza es la fuente de inspiración del artista, con motivos de “tierra, agua y cielo” representados con una infinita gama de colores

La muestra “+ Visión x Arturo Dapena” se inaugurará el próximo viernes-16 a las 19:30 horas

La Delegación de Vigo del Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia (calle Doctor Cadaval, 5) acoge la exposición de pintura “+ Visión x Arturo Dapena” del arquitecto Arturo Dapena, que se inaugurará el próximo viernes, día 16, a las 19:30 horas en la sala de exposiciones de la entidad colegial.

La muestra, compuesta por treinta y seis pinturas, engloba los trabajos pictóricos realizados por Arturo Dapena en los últimos años. Utiliza materiales de la vieja usanza, como son el óleo sobre lienzo, en la mayoría de los casos de lino, y una capa de barniz para estabilizar el color y garantizar el mantenimiento del cuadro. En su proceso creativo, el arquitecto busca lentamente el color a base de mezclas, correcciones y reposo para después aplicar las pinceladas con deleite sobre sus cuadros.

La naturaleza es la fuente de inspiración del artista, con motivos donde siempre están presentes “tierra, agua y cielo”. En sus pinturas, el público puede apreciar la transformación de los estados de la materia –sólido, líquido, gaseoso– y el profundo espectáculo que la naturaleza muestra con sus evoluciones y cambios; los humos, incendios, combustiones, evaporaciones; el espectáculo de las olas del mar; y los espacios, con sus llenos y vacíos. En definitiva, Dapena representa lo que está pasando con el hábitat y el fuerte contraste de espacios limpios y ecológicos con el constante deterioro ambiental producido por la humanidad, la polución y la tecnología.

El arquitecto considera la pintura como una actitud y un estado de ánimo que toma cuerpo al encontrarse con la luz y el espacio. “La pintura es seducción, la representación de un instante fugaz, de un silencio muy trabajado donde sobreviven las cosas mudas y el universo personal que nos rodea” –explica–. Sus paisajes se inscriben en fondos como espejos de atmósfera amable, en verdes, blancos, azules casi malvas y amarillos, llenas de luz, viento, mar y montañas que impregnaban sus sueños de la niñez.

La obra de Dapena se podrá visitar hasta el 7 de enero, en horario de lunes a viernes de 11:00 a 20:00 horas y los sábados y festivos de 12:00 a 14:00 y de 18:00 a 20:00 horas. Además, para darle más dinamismo a la exposición y dialogar con el público el autor estará presente todos los jueves y viernes de 18:30 a 20:00 horas.

Arquitecto con una vocación definida por la pintura

Arturo Dapena nace en 1948 en la parroquia de Ventoxo en el Concello de Forcarei, tierra de canteros. Vive sus primeras sensaciones de luz y color en un ámbito paisajístico singular rodeado de bosques verdes, amarillos y ocres salpicados de puentes, molinos, socalcos, casas y monasterios de piedra. A los cinco años su familia emigra a Panamá donde pasa su infancia, frente al Pacífico, y allá sus ojos descubren los muros pintados con colores puros y densos.

A los once años regresa a Vigo donde completa el bachillerato. A los diecisiete se traslada a Barcelona y decide estudiar la carrera de arquitectura sin abandonar nunca su vocación por las bellas artes. Así, desde 1967 a 1969 asiste a la Escuela d´Arts i Oficis de Barcelona, también conocida como Escuela Llotja, donde adquiere los fundamentos de la técnica pictórica en las clases del profesor Félix Revello de Toro. De esa época son sus primeras obras.

Tras obtener el título de arquitecto en Barcelona en 1975 cruza de nuevo el océano para completar su aprendizaje profesional en Chicago, desde donde retorna a Vigo en 1977 para redescubrir sus raíces y ejercer en su tierra la profesión de arquitecto para la que se había preparado y de la que vivir, actividad que le permitió además madurar su personalidad artística experimentando íntimamente la intensa relación de la arquitectura con la pintura.

Arturo Dapena ejerce de arquitecto con una vocación definida por la pintura, configurando espacios, modelando formas, empleando texturas y colores, cooperando estrechamente entre sí, sin competir, haciéndose compatibles y no irreconciliables en un largo y no siempre fácil camino en el que cayó, se levantó, insistió, aprendió.

Tras la explosión de la burbuja y la caída del sector inmobiliario, la construcción, que había sido el motor de la prosperidad española durante muchos años, arrastró el papel de chivo expiatorio de la crisis, y hundió a niveles de los años 60 el trabajo de los arquitectos. Eligió entonces el camino de pintar, un nuevo vistazo vital que le daba más fuerza, más placer y más belleza. En 2015 realiza su primera exposición en el Palacete de las Mendoza en Pontevedra.