El Colexio de Podólogos desaconseja las chanclas para caminar por el choque continuo o “chancleteo” con el talón que provoca la aparición de durezas

La mala calidad de algunas, hechas con materiales rígidos y sintéticos, puede causar ampollas, rozaduras o incluso llagas

Borja Pérez, presidente: “Los niños deben usar un modelo de chanclas con una suela más gruesa y con algo de sujeción en el talón

El verano ya está aquí, y con las altas temperaturas comienza una época delicada para los pies. El calzado nada tiene que ver con el que se usa en invierno y los pies sufren las consecuencias. Preocupado por la aparición de rozaduras, ampollas, exceso de sudoración, sequedad, hongos o verrugas plantares, el Colexio de Podólogos de Galicia aconseja visitar a un podólogo para que realice una exploración y pueda poner en marcha el tratamiento más adecuado para evitar que la dolencia se agrave.

Algunas personas se despreocupan de sus pies y cometen el error de comprar zapatos que pueden poner en peligro su salud podológica. Es el caso de las chanclas de materiales rígidos y sintéticos –goma o plástico –, baratas y de mala calidad que pueden causar, por el roce directo, lesiones en la piel. El Colexio de Podólogos de Galicia alerta a los padres sobre este tipo de calzado con el que muchos niños caminan durante las vacaciones de verano. “Con estas chanclas los pies de los niños no pueden transpirar y pueden sufrir rozaduras y ampollas, o incluso llagas en la piel” –manifiesta el presidente del Colexio, Borja Pérez–.

En el caso de los niños, el Colexio destaca que el uso de chanclas puede ocasionar una alteración en la marcha, que consiste en que el pie debe hacer un movimiento para “retener” la chancla en el período de apoyo, siendo este movimiento poco natural y que podría resultar problemático para un pie en desarrollo. “Los niños deben usar un modelo de chanclas con una suela más gruesa y con algo de sujeción en el talón que permita una mayor velocidad de la marcha, reducir las fuerzas de impacto y aportar mayor comodidad en el porte”– destaca el presidente–.

Para los adultos, los podólogos señalan que las chanclas no son un calzado anatómico para usar a diario y caminar con él, ya que su función es la de calzar para ir a la playa o a la piscina y proteger los pies de los hongos. Al ser planas y tener una suela con menos amortiguación, los podólogos explican que las chanclas pueden provocar ampollas y rozaduras, sobrecargas en la planta –metatarsalgias o talalgias–, y sobre todo fascitis plantar y dedos martillo. Aseguran que la falta de sujeción puede provocar resbalones y esguinces de tobillo. “En unas horas producen molestias en tobillos y rodillas por el impacto que reciben al caminar y tendinitis en el tendón de aquiles por exceso de tensión” –indica Borja Pérez–.

Pero la lesión más habitual son las durezas. Los podólogos consideran que el abuso de las chanclas provoca la aparición de durezas que se forman por un micro traumantismo continuo, el “chancleteo” que ocasiona la chancla al chocar con el talón. “Cuando estamos con el pie apoyado, la chancla contacta con toda nuestra planta del pie, pero al iniciar el paso la chancla se queda en el suelo mientras nuestro pie empieza a impulsarse. Cuando hacemos el despegue del pie, la chancla se precipita con nuestro talón, chocando en la parte final del impulso. Aunque este choque es minúsculo, si caminamos largas distancias o tenemos las chanclas puestas todo el día debemos sumar miles de micro choques, que son los que ocasionarán la dureza en el talón” –explica Borja Pérez–.

Además, los podólogos gallegos recuerdan que para bañarse en el mar hay calzado específico, unas zapatillas de goma muy ajustadas al pie que evitan las lesiones plantares producidas por erizos de mar, peces araña, fanecas u otros animales y objetos que están en las orillas de las playas. Son las conocidas como cangrejeras o fanequeras.

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