Es un producto muy cotizado, cuyo valor llega a superar los 1.300 € por tonelada, debido a las propiedades de sus componentes
Se usa en cosmética, en la industria farmacéutica, en piensos para mascotas, fertilizantes, como colorante en el sector cerámico y hasta en extintores y máscaras antigás
Investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) han patentado un dispositivo que permite secar y transformar la sangre líquida procedente de la industria cárnica en harina de sangre. Éste es un producto muy cotizado debido a sus propiedades y con múltiples aplicaciones industriales.
Los investigadores que han desarrollado esta tecnología, que presenta importantes ventajas con respecto a otros sistemas implantados en el mercado, son José Manuel Magide, del área de Máquinas y Motores Térmicos de la USC, e Hiram Varela, ingeniero de Industrias Alimentarias. Explican que “la transformación de la sangre en harina de sangre es una técnica muy poco extendida en la industria cárnica, puesto que los mecanismos que se emplean en la actualidad implican procesos muy costosos y ofrecen un producto final de menor calidad”.
Un proceso muy económico que mantiene todas las propiedades de la sangre
Este nuevo dispositivo permite que el proceso de conversión de la sangre en harina transcurra a una temperatura muy suave. De este modo, a diferencia de la aplicación de tratamientos a altas temperaturas, muy agresivos, se minimiza el deterioro proteico de la sangre, que no ve así afectadas las propiedades originales de sus componentes, lo que incrementa su valor en el mercado.
Otra de las ventajas de esta tecnología es el ahorro energético. “La fuente de energía que empleamos para el secado de la sangre procede de los propios efluentes residuales de la industria cárnica, de los que aprovechamos su contenido energético, Así, utilizar los residuos como fuente de energía representa una gran rentabilidad” -resaltan-.
El equipo cuenta con dos patentes, que protegen tanto el dispositivo como el procedimiento que éste realiza. La clave para poder secar la sangre a baja temperatura, evitando así los riesgos microbiológicos, se detalla en una de las patentes: “un sistema de inyección de ozono a temperatura variable garantiza la asepsia del producto”. Los investigadores han testado el rendimiento de la tecnología, que es aplicable a la sangre de cualquier animal que se sacrifica en un matadero: vacas, cerdos, ovejas, pollos…
La sangre, un residuo altamente contaminante
En la actualidad una gran cantidad de mataderos pagan a un gestor de residuos para deshacerse de la sangre, en torno a 80 euros por tonelada de sangre en Galicia. Es un residuo altamente contaminante que tienen que mantener almacenado en depósitos refrigerados durante varios días hasta que vienen a recogerlo, lo que, además de suponer un gasto importante en infraestructura y energía, incrementa el riesgo de contaminación. “Si la sangre se procesase al instante, estos riesgos desaparecerían” -manifiesta José Manuel Magide-.
Para producir una tonelada de harina se necesitan cinco toneladas de sangre líquida, con lo cual el matadero ya ahorraría unos 400 euros por no deshacerse de ella. Y su venta en el mercado superaría los 800 euros. Además, producir una tonelada de harina sólo cuesta entre 75 y 115 euros, en función de las condiciones de cada industria, de modo que la rentabilidad es muy elevada.
La gestión de la sangre como residuo orgánico a destruir fue durante años la solución más extendida en las industrias cárnicas e implica costosos tratamientos de depuración que no permiten la revalorización de sus componentes, algunos muy bien cotizados en el mercado, como es el caso de los aminoácidos esenciales, proteínas, albúmina, fibrina… y con múltiples aplicaciones industriales.
Las múltiples aplicaciones de la harina de sangre
Esta tecnología permitiría invertir radicalmente esta situación, ya que este nuevo dispositivo posibilita solucionar la gestión de la sangre como residuo y valorizarlo a través de su transformación en harina. Este producto, cuyo valor llega a superar los 1.300 euros por tonelada (en Estados Unidos ha superado los 1.800 dólares por tonelada en 2015), presenta muchas aplicaciones.
La harina de sangre es apta para la elaboración de piensos para mascotas debido a su elevado valor proteico y a su contenido en aminoácidos esenciales como la lisina. También se emplea en la industria química y farmacéutica como componentes de cosméticos, reactivos, colorantes… y tiene potenciales usos como aditivo de vacunas. Por otro lado, se usa en fertilizantes por su alto contenido en nitrógeno orgánico y hierro y también como colorante en la industria cerámica. Incluso tiene aplicaciones como elemento ignífugo para máscaras antigás, en extintores, emulsiones asfálticas…
Los investigadores tienen avanzado un acuerdo de licencia de la patente con una empresa catalana para implantar esta tecnología en la industria cárnica.