Las lesiones más comunes tras las procesiones son el dolor en el antepié y en el talón
Santiago de Compostela, 21 de marzo de 2016 (Vía Láctea Comunicación).- El fervor de la Semana Santa se puede vivir en muchos rincones de Galicia con la multitud de procesiones programadas por las cofradías, y más concretamente en Ferrol, donde es Fiesta de Interés Turístico Internacional, y en Viveiro, como Fiesta de Interés Turístico Nacional. Muchas son las personas que deciden salir como penitentes o costaleros en las procesiones, pero esta práctica religiosa puede acarrear numerosos problemas en los pies.
El Colexio de Podólogos de Galicia explica que las partes del cuerpo más castigadas cuando se cargan las imágenes de Semana Santa suelen ser la columna vertebral, por el peso que recibe, y los miembros inferiores, por la necesidad de soportar el peso de abajo hacia arriba y por el sincronismo del paso. Para los especialistas de los pies, las lesiones más comunes tras realizar la penitencia son los dolores en el antepié y en el talón, llamados metatarsalgia y talalgia, que son causa principal de la inflamación articular debido al peso soportado. Además, puden aparecer ampollas y roces.
En este punto, los podólogos recomiendan que los costaleros se sometan a un estudio de la marcha antes de empezar esta tarea, para descartar patologías previas del aparato locomotor que podrían verse agravadas con esta actividad, como la escoliosis o la desviación de columna, la hernia de disco y las lesiones meniscales o de tendón de Aquiles.
Calzado cómodo y flexible
Los profesionales de la podología también desaconsejan la práctica de hacer penitencia descalzo, por el riesgo de clavarse cualquier cuerpo extraño o en personas que hayan sufrido lesiones previas en tobillos y pies. Recomiendan el uso de calzado cómodo y flexible, como las zapatillas deportivas con amortiguación, y si es necesario apuestan por hacer un vendaje funcional en el tobillo el día anterior.
Durante la procesión, y para evitar el cansancio, los podólogos explican que no se debe estar mucho tiempo parado, y si no se puede evitar aconsejan cambiar alternativamente el peso del pie que está apoyado o realizar movimientos de flexión y extensión de los dedos para mejorar la circulación.
Al finalizar el acto procesional, los podólogos destacan que es recomendable introducir los pies en agua fría para hacer baños de cinco a viente minutos sin pausa, que provocará un “efecto antinflamatorio local”. A continuación, es conveniente concluir con la aplicación de una crema calmante y un ligero masaje.