Pueden estar causadas por desequilibrios musculares, esguinces, traumas directos o sobreesfuerzos
Santiago de Compostela, 29 febrero de 2016 (Vía Láctea Comunicación).- Una de las imágenes típicas en las calles de las ciudades y pueblos gallegos son los runners o corredores aficionados que aprovechan las primeras y últimas horas del día para ejercitarse. Ante el aumento de la práctica de running, el Colexio de Podólogos de Galicia recomienda realizar un estudio biomecánico en clínicas de podología para saber en qué condiciones trabajan las extremidades, prevenir lesiones y elegir correctamente el calzado.
“El pie y la zapatilla son la base mecánica del entrenamiento del corredor y suponen el punto de conexión entre su cuerpo y el suelo. El gesto deportivo del corredor más determinante es su pisada. El análisis de la pisada en el corredor aporta información muy importante acerca de cuáles son las fuerzas y los movimientos que experimenta el pie al correr” –destaca el presidente de la entidad, Borja Pérez–.
La carrera es un deporte cíclico y de impacto sobre el pie y el miembro inferior. Los podólogos indican que las lesiones comienzan cuando este gesto deportivo está ejerciendo un estrés excesivo en una estructura anatómica determinada que sobrepasa su límite tolerable de estrés, lo que puede derivar en la aparición de algún tipo de lesión.
Estas situaciones de estrés mantenidas pueden resultar en lesiones por sobreesfuerzo si se sobrepasa el nivel de estrés tolerable por el tejido. Los expertos aseguran que la curación de estas lesiones en el corredor pasa por tomar medidas para disminuir dicho estrés para conseguir la curación del tejido lesionado. “Las plantillas hechas a medida para modificar la función anormal del pie son un método de tratamiento muy adecuado para disminuir el estrés en los tejidos favoreciendo su curación” –explica el presidente–.
Borja Pérez: “Debido a la gran cantidad de tensión y estrés a la que está sometido el tendón de Aquiles durante la práctica deportiva existe cierta predisposición a lesionarse”
Las lesiones tendiniosos son las más comunes en esta práctica deportiva y pueden estar causadas por desequilibrios musculares, esguinces, traumas directos sobre el tendón y sobreesfuerzos. Los podólogos gallegos señalan que las más habituales se producen en el talón y en la zona del arco del pie (fascitis plantar), en los tendones peroneos en la zona lateral del pie, en el tendón tibial posterior en la zona interna de la pierna, y las más habituales son las lesiones del tendón de Aquiles en la zona posterior de la pierna.
El tendón de Aquiles es el más largo del cuerpo humano. Está localizado por detrás de la articulación del tobillo y puede sentirse como una estructura larga a modo de cuerda en la parte posterior del pie. Une los músculos de la parte posterior de la pierna (gemelos y sóleo) con los huesos en la parte posterior del pie (calcáneo).
El cuerpo muscular y la fuerza ejercida por los gemelos y el sóleo conjuntamente durante la práctica deportiva son mayores que todos de grupos musculares de la pierna juntos. Así, los podólogos destacan que la fuerza ejercida por estos músculos a través del tendón de Aquiles es muy grande ya que ayudan a mantener el equilibrio y el balance durante la marcha o la carrera, empujan y propulsan el cuerpo hacia adelante durante la carrera. “Debido a la gran cantidad de tensión y estrés a la que está sometido el tendón de Aquiles durante la práctica deportiva existe cierta predisposición a lesionarse” –manifiesta el presidente–.
La forma más común de lesión del tendón de Aquiles es la tendinosis de Aquiles, una condición inflamatoria o degenerativa del tendón que causa dolor e incapacidad. En este punto, los podólogos explican que la tendinitis de Aquiles tiende a ocurrir más frecuentemente en atletas mayores, entre 40 y 50 años, cuando los ligamentos y tendones del cuerpo tienden a perder cierta flexibilidad y fortaleza. Sin embargo, los especialistas recuerdan que la tendinitis de Aquiles puede ocurrir a cualquier edad.
Tratamiento conservador con plantillas
El Colexio de Podólogos de Galicia apunta que la tendinitis de Aquiles suele responder generalmente bien a un tratamiento conservador cuando se inicia de forma temprana. Las medidas físicas de trabajo tendinoso y las ortesis funcionales o plantillas pueden ayudar al tendón a recuperarse correctamente de forma más rápida.
Además, los podólogos gallegos recuerdan que las lesiones en el tendón de Aquiles pueden aparecer por un cambio de zapatilla. En la parte posterior de la zapatilla, el refuerzo debe ser acolchado para evitar fricción e irritación del tendón. También una pequeña talonera que eleve la parte del talón de la zapatilla con respecto a la parte del antepié mejorará la habilidad de la zapatilla para absorber el impacto cuando el talón contacta con el suelo. “Con la zapatilla adecuada se reduce la tensión en el tendón de Aquiles y se mejora la amortiguación” –argumenta el presidente–.