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El Colexio de Podólogos de Galicia recomienda un examen biomecánico a los niños antes de comenzar el curso escolar

Y a la hora de comprar, se deben probar los zapatos en los dos pies, con el niño de pie y con el calzado bien puesto y ajustado, de forma que los dedos no toquen la parte de arriba

Muchos problemas de los pies adultos tienen su origen en la infancia y están presentes al nacer. El Colexio de Podólogos de Galicia explica que el cuidado regular de los pies puede reducir o incluso evitar esos problemas en la vida adulta. Los especialistas señalan que es muy importante prestar atención y realizar una revisión podológica a los pies de los niños. Consideran que una buena época del año para hacerlo es el final del verano, al coincidir con la vuelta al cole. “En los meses de verano –añaden– aumenta el riesgo de infecciones en los pies de la población infantil, sean hongos, bacterias o papilomas, por una mayor incidencia de contacto directo en lugares húmedos como piscinas o parques acuáticos”. 

El calzado juega también un papel fundamental en la marcha del ser humano a cualquier edad. Son muchas las horas que los niños están calzados, con distinto grado de confort y  diferente modo de andar según el tipo de zapato. Los podólogos gallegos manifiestan que, antes de renovar zapatos para el nuevo curso, los padres deben observar a los niños para detectar posibles anomalías en la marcha y acudir al podólogo para que les realice un estudio biomecánico y comprobar si el patrón de marcha es fisiológico, en cuyo caso se resolverá de manera espontánea, o si es patológico, en cuyo caso se impondrán las plantillas, ejercicios o incluso cirugía, tratamientos que prescriben los podólogos. Del mismo modo, el profesional sanitario revisará y comprobará el estado de sus dedos y valorará si necesitan corrección mediante ortesis digitales de silicona.

El calzado debe vestir los pies sin alterar la marcha

El Colexio de Podólogos de Galicia ofrece una serie de indicaciones a los padres para encontrar el mejor calzado para sus hijos. Los zapatos o zapatillas de los niños deben vestir sus pies sin alterar la marcha al andar, permitir el desarrollo normal del paso, adaptarse a la forma del pie sin oprimirlo, evitando rozaduras y deformidades y proporcionado estabilidad y amortiguación. 

Además, el calzado de los pequeños debe mantener un confort térmico para evitar el sudor excesivo y las temperaturas extremas, así como ofrecer buen agarre al suelo para no tener resbalones y caídas. El interior del zapato debe tener un buen acabado sin costuras burdas o mal dispuestas. A la hora de la compra, los podólogos recomiendan probar los zapatos en los dos pies, con el niño de pie y con el calzado bien puesto y ajustado, de tal manera que los dedos no toquen la parte de arriba del zapato, siempre sin utilizar calzador. Al descalzase, el pie del niño no puede tener rojeces. Finalmente, los expertos explican que si el pie deforma el zapato, aparecen irritaciones o ampollas, la parte ancha del pie se comprime y en el interior la parte de los dedos está claramente más gastada. Entonces, el niño debe cambiar de tipo de calzado.