Expertos piden más ayuda humanitaria para Yemen, el país más pobre del mundo árabe

Joan Tubau, director general de Médicos Sin Fronteras: “Hoy tenemos equipos trabajando en 13 hospitales y centros de salud y apoyamos a más de 22 instalaciones sanitarias” 

Jesús Núñez, codirector del IECAH: “Se trata de un conflicto interno y regional por el poder, acuciado por el terrorismo” 

La Fundación Araguaney-Puente de Culturas ha celebrado hoy la conferencia “Yemen: entre el genocidio y el olvido” 

La Fundación Araguaney-Puente de Culturas ha celebrado hoy en el hotel Eurostars Araguaney de Santiago la primera de las conferencias sobre el mundo árabe que organizará este 2018, titulada “Yemen: entre el genocidio y el olvido”. El director general de Médicos sin Fronteras (MSF), Joan Tubau, y el codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) y patrono de la Fundación Araguaney, Jesús Núñez Villaverde, aclararon a los asistentes todas las dudas sobre el conflicto en Yemen. Mientras que Joan Tubau se centró en la parte de ayuda humanitaria, hablando de la situación actual de la población civil y la actuación y estructura sanitaria de MSF, Jesús Núñez analizó el tema político y el conflicto bélico en Yemen, explicando las diversas causas que han llevado al país a su actual situación.Asentada en Yemen desde 1986, Joan Tubau explicó que la organización ofrece atención médica de calidad y sin coste en diez gobernaciones del país, aumentando las actividades de manera significativa con el recrudecimiento del conflicto en marzo de 2015. “Las dificultades para acceder a la población son cada vez mayores y el sistema de salud se ha colapsado por completo. Más de dos años de guerra han desatado una cascada de consecuencias mortales en Yemen, desde un brote de cólera sin precedentes a principios de año a la desnutrición que azotan las áreas rurales debido al alza de los precios de los alimentos básicos” –manifestó–. Además, matizó que  cientos de centros de salud han sido dañados e incluso destruidos, tienen problemas de suministro o han sido abandonados por sus trabajadores.

“Hoy tenemos equipos trabajando en 13 hospitales y centros de salud y apoyamos a más de 22 instalaciones sanitarias. Yemen es una de nuestras respuestas más amplias. Muchos de los programas de MSF están muy cerca de la línea del frente. Por ejemplo, en Taiz, donde se han dado algunos de los combates más duros, tenemos un hospital materno-infantil y apoyamos cuatro hospitales ubicados a ambos lados del frente” –señaló–.

En cuanto a la asistencia sanitaria, Tubau destacó que el personal local suma más de 1.700 personas, cuenta con 89 trabajadores internacionales y con más de 1.000 trabajadores del Ministerio de Salud Pública yemení que reciben incentivos de MSF, “lo que significa que nuestra organización paga sus salarios al llevar desde el año pasado sin cobrar”.

Bloqueo humanitario

La guerra en Yemen continúa lacerando a la población. Joan Tubau destacó que el bloqueo, aún vigente desde 2015 para bienes comerciales y parte de la ayuda humanitaria, tiene efectos inmediatos, pero también a largo plazo, en el acceso a alimentos, agua y servicios médicos. En concreto, puntualizó que la coalición saudí permite o ha limitado las importaciones a los artículos y materiales destinados a la ayuda de emergencia, aunque aseguró que “eso no es suficiente” para la población yemení. “En MSF insistimos en la necesidad de una apertura más amplia de puertos y aeropuertos con fines comerciales para evitar un mayor sufrimiento” –dijo–.

Llegado este punto, Tubau indicó que MSF y el resto de organizaciones humanitarias que trabajan en el país no pueden responder solas a esta crisis humanitaria a gran escala. “Se necesita mucha más ayuda humanitaria en Yemen” –aclaró–.

Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentados a la ONU,  entre el 19 de marzo de 2015 y el 15 de julio de 2017, el conflicto en Yemen se cobró 8.389 vidas y dejó 47.741 heridos. Además, según la Agencia de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (UNOCHA), 20,7 millones de personas en Yemen necesitan algún tipo de ayuda humanitaria o de protección. De ellas, 9,8 millones lo precisan urgentemente. Se estima que 17 millones de personas -el 60% de la población total- padecen inseguridad alimentaria y al menos tres millones de personas han huido de sus hogares.

Una coalición militar liderada por Arabia Saudí

Jesús Núñez analizó el tema político y el conflicto bélico en Yemen. Explicó que el país, considerado actualmente el más pobre del mundo árabe, no tiene en sí mismo un gran valor, salvo por su posición geopolítica, al poseer entrada al Mar Rojo.

En cuanto a su evolución política, Núñez indicó que está marcada por el fin del mandato del expresidente Ali Abdullah Saleh en 2011 y el inicio de la campaña militar de Arabia Saudí, al mando de Mohamed bin Salman, en marzo de 2015. Además, apuntó que en Yemen hay una lucha de poder interna, contaminada por las agendas nacionales de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos e Irán, y la dinámica de confrontación por el poder regional entre Arabia Saudí e Irán. “Se trata de un conflicto interno y regional por el poder, acuciado por el terrorismo” –destacó–.

El experto manifestó que la coalición militar está liderada por Arabia Saudí, pero en ella también están implicados Sudán, Egipto, EAU y otros países que actualmente están sitiando al país, con un bloqueo en el aeropuerto de Saná y en el puerto de Hodeida impidiendo la entrada de alimentos, medicinas y combustibles. Además, recordó que en Yemen están asentadas franquicias de Al Qaeda y Daesh, lo que provoca que EEUU desde hace un tiempo desarrolle acciones antiterroristas en el interior del país. “Lo más inmediato es atender la crisis humanitaria. Hay más de 15.000 muertos, 900.000 afectados por cólera y un 80% de la población yemení dependiente de la ayuda humanitaria”–aseguró–.

En cuanto a la implicación de España, Núñez destacó que se centra en la venta de armas a Arabia Saudí, por lo que “es corresponsable junto a otros países de alimentar el conflicto en Yemen”. En este punto, señaló que es imprescindible dejar de alimentar militarmente a los contendientes, aplicando un embargo de armas. Y para ello, indicó que se precisa más actividad de la ONU para dar solución al conflicto, ya que de momento explica que no hay ninguna iniciativa diplomática en esta dirección.