Los ópticos-optometristas gallegos se forman en terapia visual para corregir el ojo vago

Manuel Cebeiro, docente: “El cerebro es un músculo con el que vemos y tocamos el mundo y los ojos son simplemente dos ventanitas que se pueden reeducar a cualquier edad”

El Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia celebra este fin de semana un curso en Santiago al que asistirán treinta y cinco profesionales

El Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia celebra este fin de semana un curso de “Ambliopía y tratamientos terapéuticos”, que se impartirá en la sede de la entidad en Santiago (calle Salvador García Bodaño, 2, 1º C) el sábado-3, de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00 horas, y el domingo-4, de 10:00 a 14:00 horas. La jornada formativa, a la que asistirán treinta y cinco profesionales de toda Galicia, estará impartida por el óptico-optometrista Manuel Cebeiro.

Una ambliopía, tambien conocida como ojo vago, es una diferencia en las habilidades visuales de ambos ojos, causada por una agudeza visual baja, que un ojo vea menos que el otro, o que la vía o ruta sensorial de procesamiento de dicho ojo es mucho más lenta que la del otro.

Cebeiro señala que, aunque siempre se ha pensado que la ambliopía solo afectaba al ojo de menor visión, los últimos estudios demuestran que es un problema binocular, de los dos ojos. “La integración de los estímulos que se procesan por las diferentes vías visuales, auditivas o propioceptivas, y la coordinación de ojo-mano, la sensación de tridimensionalidad, la memoria visual y la localización son habilidades visuales que se ven afectadas en este tipo de disfunción visual” –señala–.

Según Cebeiro, un mal desarrollo motor en los primeros años de vida debería dar la voz de alarma, al igual que la falta de coordinación ocular y motora, altas hipermetropías, niños prematuros, o la deprivación de un ojo por cualquier factor como acostar a un niño siempre sobre el mismo lado en la cuna, un ptosis palpebral (descenso permanente del párpado superior) o la falta de revisones pediátricas a partir de los tres meses de vida.

El experto apunta que la ambliopía afecta a todo tipo de población y se suele descubrir en el colegio entre cero y tres años, periodo en el que empieza a surgir una mayor demanda visual y en el que una detección precoz ayudaría a mejorar el diagnóstico gracias a la plasticidad de las rutas visuales que llegan al cerebro del niño a esa edad.

Gimnasia con el cerebro para mejorar las habilidades visuales

Manuel Cebeiro explica que para combatir el ojo vago el procedimiento más adecuado es la terapia visual, técnica que se aplica desde hace más de setenta años por todo el mundo. Se trata de una serie de ejercicios, en el caso de los niños por ejemplo los videojuegos, para reeducar el sistema visual, siempre siguiendo un protocolo y con la supervisión de óptico-optometrista. Cebeiro manifiesta que su efectividad llega al adquirir y manejar una serie de habiliades que la ruta visual de un ojo tiene disminuidas y ponerlas a la par de las habiliadades visuales que posee el otro ojo, trabajando por separado hasta igualarlas. “El cerebro es un músculo con el que vemos y tocamos el mundo y los ojos son simplemente dos ventanitas que se pueden reeducar a cualquier edad” –explica–.

Además, el experto considera que la gran ventaja de la terapia visual es que no perjudica en ningún momento el rendimiento del paciente en el colegio o en el trabajo, solo se le hace entender que tiene dos ojos, se potencian habilidades que harán que su sistema visual sea más coordinado y fuerte y se mejora de manera duradera y segura, aunque no inmediatamente.

Una técnica ya desfasada es el uso del parche oclusor. Cebeiro indica que un niño no debe usar el parche más de una hora diaria por año cumplido, y siempre con ayuda de terapia visual activa y trabajo en casa por parte del paciente.