El Colexio de Podólogos de Galicia advierte que el abuso de los esmaltes permanentes puede convertir a la uña en un “foco generador de hongos”

Dificultan la transpiración, dañan la lámina ungueal y hacen que la uña se haga más fina, pierda brillo y se rompa con más facilidad

En los últimos años se ha acentuado la atención estética a las uñas de los pies, con la popularización de los esmaltes permanentes. Con la llegada del verano y la idea de lucir unas uñas perfectas, el Colexio de Podólogos de Galicia quiere trasladar a la población los problemas que puede acarrear un uso excesivo del esmaltado permanente.

Esta técnica permite tener intacto el esmalte de las uñas durante más tiempo. Los podólolos gallegos advierten que un uso continuado de este tipo de productos puede ocasionar daños en la lámina ungueal y hacer que las uñas se hagan más finas, pierdan brillo y se rompan con más facilidad al no transpirar de forma natural.

Los podólogos explican que la pérdida de brillo y la rotura se producen al pulir la lámina ungueal para dejarla porosa y facilitar así la adhesión de las capas de gel, que se aplican para dar forma y endurecer la uña. El proceso se cierra al utilizar una lámpara UV o LED para el secado. Recuerdan que pasadas unas dos o tres semanas se retira el gel y el esmalte usados mediante un nuevo limado y el uso de una acetona concentrada.

Tras este proceso, los podólogos señalan que las uñas se debilitan, pierden grosor, son más propensas a la ruptura y pueden sufrir la aparición de manchas amarillas y granulomas de queratina (manchas blancas), además de infecciones por hongos. “El abuso de los esmaltes permanentes puede convertir a la uña en un foco generador de hongos” –explican–­. Algunas señales que pueden mostrar la presencia de hongos son la aparición de rugosidades en las uñas, el aumento de la sudoración y la maceración interdigital, el tener la piel escamada en esa zona, un cambio de color en las uñas o en los dedos y la aparición de mal olor o pequeñas ampollas.pies-limpios